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Ascari y el destino

Alberto Ascari siguió los pasos de su padre hasta conseguir levantar un recién creado campeonato mundial de Fórmula 1

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Alberto Ascari era el hijo de Antonio. Y mucho más que eso; ambos fueron pilotos y los dos grandes campeones. Esta historia no es nueva en la Fórmula 1: Damon Hill y, recientemente, Nico Rosberg siguieron los pasos de sus progenitores y llegaron a ser campeones del mundo. Jacques Villeneuve también logró este difícil objetivo que tanto se le había negado a su padre, fallecido trágicamente en un accidente para el que parecía predestinado. Alberto Ascari levantó el cetro hace casi 70 años, un título que ni siquiera existía en los tiempos de Antonio Ascari.

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El lunes, 13 de julio de 2020, Alberto habría cumplido 102 años. Tan sólo contaba siete cuando, el 26 de julio de 1925, su padre Antonio perdió la vida en un accidente durante el GP de Francia en el circuito francés de Monthlery. Nueve meses antes, Ascari Sr había dominado la carrera de Monza, logrando además una estratosférica vuelta rápida para la época, a casi 168 km/h de media. A principios de 1925 también había vencido en Spa, una de las catedrales del automovilismo. Alberto asumía todas estas historias como parte del folklore familiar, y a los 18 se sentía listo para competir. Pero no sobre cuatro ruedas, sino al manillar de una motocicleta. Dos años más después se convirtió en piloto oficial de Bianchi, y dejaba su sello tanto en Italia como en el extranjero. Sin embargo, el ADN paternal pronto entraría en juego, y en 1940 Alberto decidió pasar a los coches.

Su debut llegó ni más ni menos que en la Mille Miglia y al volante de uno de los Auto Avio Costruzioni 815 de Enzo Ferrari, que acababa de separarse de Alfa Romeo y emprendía su sueño de diseñar, construir y competir con modelos de creación propia. Ascari tuvo un inicio estelar, llegando a situarse en cabeza de la prueba antes de sufrir un problema técnico que precipitó su retirada. En la época todavía no existía un mundial de lo que hoy llamamos Fórmula 1, pero el italiano había cimentado una sólida relación con Enzo Ferrari.

La II Guerra Mundial detuvo poco después toda la actividad competitiva, alejando a Ascari del volante hasta 1947, cuando llevó a la victoria a un Maserati en Módena. Un año más tarde logró en el circuito de Sanremo su primera victoria en un Gran Premio. Alfa Romeo le ofreció entonces el asiento de Achille Varzi, fallecido en el GP de Suiza, para disputar una carrera en Reims, que Ascari concluyó tercero. Acto seguido, regresó a Maserati, firma con la que se impuso en Buenos Aires en los compases iniciales de 1949 y sufrió un pavoroso accidente en Río de Janeiro en el que se rompió dos costillas y sufrió una fractura en el omoplato. Su recuperación llegó asociada a una sorpresa, su retorno a Ferrari. Al volante de un monoplaza del cavallino ganó en Bari, Bremgarten (pista situada cerca de Berna, Suiza) y Monza, pista en la que reeditó el éxito logrado por su padre 25 años antes. El destino llamaba a su puerta.

En 1949, la federación internacional anunció la celebración, al año siguiente, del primer campeonato del mundo de Fórmula 1. El certamen reuniría las carreras más importantes del mundo, con inicio fijado en mayo de 1950 en el circuito de Silverstone. Ferrari no estuvo presente en esa prueba –por motivos contractuales–, así que Ascari tuvo que esperar hasta Mónaco para estrenarse en la competición, concluyendo en segundo puesto tras la leyenda argentina, Juan Manuel Fangio. Ascari tenía nada que hacer contra los dominantes Alfa Romeo, y tuvo que contentarse con un nuevo segundo lugar final tras el campeón, Nino Farina, en la última cita de la temporada, celebrada en Monza. Nuestro protagonista acabó el mundial en quinta posición. 

Aquellas primeras temporadas de Fórmula 1 tuvieron un claro sello italiano tanto en el apartado de pilotos como el de fabricantes. Ascari encarnaba por entonces la nueva hornada de talentos transalpinos, mostrándose rápido tanto a una vuelta como durante toda la distancia de carrera, lo que le labró una poderosa reputación más allá de su país natal. 

La temporada 1951 estaba, pues, predestinada a ser su gran año, pero Fangio y Alfa Romeo volvieron a ser más veloces. El argentino alzó su primer título con seis puntos de margen sobre Ascari, que cerró la campaña con dos poles y otras tantas victorias, en Nürburgring y Monza. Pero el italiano, como muchos otros en su tiempo, no limitaba sus apariciones a la Fórmula 1. A inicio de aquella temporada ganó el Rally de Sestriere –reservado para turismos de serie. En abril se inscribió en la Mille Miglia, donde sufrió un accidente que segó la vida de un espectador. Ascari declaró que las luces de un coche situado entre la multitud le había cegado cuando se aproximaba al punto en el que sufrió la salida de carretera, versión acreditada a posteriori por la justicia y que le exoneró de cualquier responsabilidad. En mayo se inscribió con un Ferrari en el circuito de Génova, viéndose forzado al abandono por rotura mecánica. Ascari sufrió en el lance quemaduras en brazos y piernas, pero acabó la temporada luchando por el título mundial hasta la última carrera, el Gran Premio de España, en el que salió desde la pole pero que concluyó cuarto por una mala elección de los neumáticos, lejos del vencedor y nuevo campeón, Juan Manuel Fangio.

Llegamos a 1952, ahora sí, su año. Ascari renunció a competir en Suiza para concentrarse en la segunda prueba anual, las 500 millas de Indianapolis, que debió  abandonar por problemas técnicos. Pese a tan problemático inicio, el italiano encadenó desde entonces una exitosa racha que le llevó a imponerse en las seis citas restantes del campeonato, alzando el título con el máximo de puntos posible –el formato de entonces computaba tan sólo los cuatro mejores resultados individuales. Entre esas victorias figuraba la lograda en Alemania –su tercera en Nürburgring–, con la que acreditaba su título de ‘maestro' del exigente trazado germano. La siguiente campaña volvió a ser muy exitosa para Ascari, añadiendo seis poles y seis triunfos más para volver a registrar un pleno de puntos y reeditar el título, hito tan sólo igualado por Jim Clark en 1963 y 1965.

En 1954, Ascari abandonó Ferrari y firmó por Lancia. Aquella temporada sería muy decepcionante para sus aspiraciones, logrando apenas un punto mientras Fangio dominaba el campeonato al volante de un Mercedes. El italiano sufrió, además, un fuerte accidente en unos entrenamientos privados en Monza del que, por fortuna, salió indemne. Sin embargo, la pista del parque real quedaría escrita en su fatal destino.

De cara a 1955, Lancia parecía, al fin, haber igualado las prestaciones de sus D50 con los Mercedes W196 de Fangio y Stirling Moss. De hecho, en Mónaco, Ascari y Fangio marcaron el mismo tiempo durante la clasificación. Pero al día siguiente, el italiano sufrió un incidente en la chicane del puerto (probablemente tras patinar en el aceite que dejó el Mercedes de Moss, retirado en ese punto) que lo catapultó al agua, en uno de los accidentes más espectaculares de la historia de la Fórmula 1. El incidente tuvo lugar el 22 de mayo y, de nuevo, el italiano salvó la vida milagrosamente.

Cuatro días después de la carrera, sus amigos Gigi Villoresi y Eugenio Castellotti lo invitaron a Monza para colaborar con ellos en la puesta a punto del Ferrari 750 Sport. Como muchos otros corredores, Ascari era muy supersticioso: siempre usaba la misma camiseta para correr y un casco de color azul, se colocaba los zapatos en el mismo orden y llevaba consigo dos objetos de sus hijos. Al llegar al circuito aquella mañana, la sesión de pruebas había concluido. Todos los participantes se disponían a disfrutar de la pausa para comer, pero Ascari pidió dar tan sólo tres vueltas –vestido con ropa de calle y desprovisto de sus talismanes. En el tercer giro, el Ferrari se salió de la pista en exactamente el mismo punto en el que había sufrido el accidente con el Lancia un año antes. Sin embargo, en esta ocasión no tendría tanta suerte. El coche volcó y quedó aplastado contra el suelo, y cuando Ascari llegó al hospital de Monza, Ascari ya había perdido la vida.

Alberto Ascari murió con 36 años y 10 meses. La misma edad que tenía su padre Antonio cuando sufrió su accidente en Monthlery exactamente treinta años antes.


ALBERTO ASCARI - 13 de julio de 1918-26 de mayo de 1955
Grandes Premios: 32
Poles: 14
Victorias: 13
Títulos: 2 (1952 y 1953)