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Seguridad ante todo: cómo conducir con niebla

Descubre algunos consejos para seguir adelante en condiciones de baja visibilidad

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La niebla ha dejado de ser un enemigo respetado, pero no por ello es menos peligrosa. En el pasado, la generación repentina de ‘muros' de niebla provocó no pocas colisiones múltiples con grandes números de víctimas, un fenómeno que parece haberse disipado. Sin embargo, los bancos de niebla siguen constituyendo una gran amenaza, porque aparecen de repente y pueden dejarte sin capacidad de reacción, especialmente si conduces a alta velocidad.

Mientras esperamos a que los coches autónomos se conviertan en realidad, lo que nos permitiría ver en la oscuridad y la niebla del mismo modo que los pilotos de avión en sus aparatos, te recomendamos seguir algunas recomendaciones de seguridad y, por descontado, conducir con mayor prudencia. Eso sí, antes de sentarte al volante, asegúrate de contar con elementos para hacerte visible en caso de avería, como los triángulos de seguridad –o, alternativamente, la nueva luz de emergencia V16– y los chalecos reflectantes. La mayoría de accidentes se producen cuando las personas deben salir de un coche detenido en el arcén, por lo que es especialmente importante hacerse bien visible, y más aún si la zona está afectada por la niebla.

 

Atención a las luces

Las luces de tu coche serán tu único aliado para gozar de un mínimo campo de visión y ser visto en caso de niebla. Así que chequea antes de nada el correcto funcionamiento de todas las bombillas del coche. Si falla alguna, reemplázala, y si puedes sustituye también a su homóloga en el otro lado. Es decir, si falla la de cruce de la derecha, reemplaza por precaución también la del lado izquierdo. De este modo te cubrirás ante un fallo en cascada y disfrutarás de una intensidad similar.

Si tu coche equipa bombillas tradicionales, puedes escoger las variantes más potentes, con una luz más blanca, y unas que incluso simulan las de las lámparas de Xenon. Ahora bien, antes de dar este paso, consulta a un especialista en electricidad del automóvil para descubrir la más adecuada para tu coche (y ahórrate posibles fallos del sistema de iluminación). Si tu vehículo utiliza faros de Xenon o de tipo LED, consulta a un especialista, ya que este tipo de iluminación requiere de mano de obra especializada.

Vaho y humedad

Para conducir sin peligro en todo momento (y más en caso de niebla), el aire acondicionado debe estar siempre en perfecto estado. Una de sus funciones principales es reducir el nivel de humedad del habitáculo, lo que impide la formación de vaho en el parabrisas y las ventanillas. Por este motivo, comprueba el correcto nivel de gas refrigerante y rellénalo si es necesario. No olvides tampoco el filtro de polen, que debe sustituirse cada año (aprovecha la revisión anual). Una vez cada mes, limpia bien todos los cristales del vehículo, eliminando las películas que forma el polvo y la suciedad y que pueden llevar a empeorar la visibilidad.

Tus limpiaparabrisas también deben estar en perfecto estado. Si están gastados dejarán pequeños rastros sobre el cristal que merman la visibilidad, especialmente de noche. Para comprobarlo, basta con pasar la punta del dedo por la banda de goma: si el tacto es áspero o irregular, ha llegado la hora de comprar un recambio.

Comprueba también que el sistema lavaparabrisas funcione bien. Las boquillas de pulverización deben estar completamente libres y eyectar el líquido hacia el centro del parabrisas. Ah, no utilices exclusivamente agua con detergente; asegúrate de adquirir opciones que añadan un componente anticongelante, especialmente en invierno.

Velocidad y sentido común

Pongámonos al volante. Si circulamos a rebufo de otro coche, atención. Respeta siempre la distancia de seguridad y controla la velocidad, manteniendo siempre a la vista sus luces traseras.

Utiliza la luz antiniebla exclusivamente en caso de niebla espesa, cuando la visibilidad esté seriamente comprometida. Si circulas con neblina ligera, basta con utilizar las luces de cruce.

A la hora de adelantar, asegúrate de que el otro carril está completamente despejado. Vale más la pena una dosis de paciencia y viajar a velocidad constante, que comprometer nuestra seguridad por un adelantamiento sin visibilidad. Por último, no olvides aplicar una pizca de sentido común: si es de noche y estás cansado o tus luces no alumbran lo suficiente, vale la pena retirarse a un área de servicio o una población y esperar a que la niebla amaine mientras descansas un poco…