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Las 5 carreteras más bonitas para viajar en moto

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Carreteras para disfrutar en moto las hay de todo tipo: legendarias, desconocidas, con tráfico, desiertas, reviradas, rápidas… En la mayoría de ellas no existen reglas ni límites. Para este artículo hemos seleccionado cinco propuestas emblemáticas en el continente europeo. Algunas concentran trazados y paisajes bellísimos en unos pocos kilómetros; otras son más exigentes, y las hay que, incluso apagando el GPS o cogiendo un camino equivocado, seguirás disfrutando del viaje.

Y llega la pregunta: ¿cuál es la mejor de las cinco? Te recomendamos leer detenidamente todas las descripciones y, si el texto no te convence, echar un vistazo a las imágenes, con vistas panorámica de valles surcados por una cinta de asfalto que se pierde en el horizonte o de una sucesión de curvas cerradas en la montaña que hacen venir ganas de coger el casco y bajar rápido al garaje.

Antes de empezar, una advertencia: algunas carreteras se abren al tráfico por tiempo limitado, así que, antes de partir, te recomendamos consultar las webs oficiales para comprobar la disponibilidad o si se celebra algún evento que bloquea el paso.

 

Francia – Gorges du Verdon

Distancia aproximada: 45 km (70 km con suplementos)

 

 

Una de las rutas más fascinantes de la Provenza francesa es la de Gorges du Verdon. Ubicada en el sureste de Francia, goza de una gran reputación al recorrer el cañón más profundo de Europa, que en algunas zonas alcanza los 700 metros de profundidad. La carretera ha sido remodelada completamente pensando en el turismo y ahora cuenta con apartaderos para admirar el paisaje. El disfrute está más que asegurado en una zona natural protegida desde 1990.

Puedes recorrerla por los dos márgenes del río, aunque te recomendamos empezar por el derecho. En este caso, la ruta inicia en Castellane y finaliza en Moustiers-Sainte-Marie.

Desde Castellane, sigue la carretera D952 en dirección a Rougnon surcando un trazado muy rico que conecta con la parte más elevada del Parc du Verdon. Avanza en paralelo al curso del río, que quedará siempre a la derecha, en dirección a La Palud-sur-Verdon hasta llegar a la primera parada, un pequeño desvío imprescindible: el Point Sublime, a 18 km del inicio. Aquí disfrutarás del primer contacto visual con el cañón, que dibuja un bello contraste entre el color de la roca y el azul esmeralda del curso de agua.

Tras Palud-sur-Verdon te recomendamos afrontar un recorrido extra: la Route des Crêtes, una ruta circular de 23 km que recorre los precipicios más altos de las gargantas, de nuevo con unas vistas impresionantes.

De vuelta a la carretera principal, la D952, y tras sortear las numerosas curvas que descienden del Col d'Ayen y la colina de l'Olivier, el cañón se suaviza y las barcas que verás más abajo anuncian que nos aproximamos al destino, el lago de Sainte-Croix, una explanada inmensa de agua de color esmeralda.

No dejes de visitar la villa de Moustiers-Sainte-Marie, una de las más bonitas de Francia, y, a continuación, sigue hacia el lago de Sainte-Croix y detente en el Pont de Galetas: el fin del viaje. Justo aquí se toman las fotografías más famosas de las Gorges du Verdon.

 

Alemania – el Nürburgring

Longitud: 20,8 km

 

 

La visita al Nürburgring, Alemania, es obligada para todo amante del motor. Y aquí no sólo se trata de disfrutar de la moto por carreteras bellas rodeadas de magníficos paisajes, la clave es descubrir un viejo circuito, el Nordschleife, escenario de numerosas páginas de la historia del motociclismo y el automovilismo. El Nordschleife, o, simplemente, el “Ring”, se inauguró en 1927 con el objetivo de proponer un trazado exigente para los mejores coches del mundo. No en vano todavía hoy los principales fabricantes mundiales lo siguen utilizando para ensayar sus nuevos modelos.

En 1951 acogió por primera vez el Gran Premio de Alemania de Fórmula 1, y en 1955 se unió también el de MotoGP. Con el paso de los años ha recibido numerosas modificaciones por su peligrosidad, la más importante de las cuales en 1970 tras la revolución iniciada por algunos pilotos, con Jackie Stewart al frente. Ahora bien, no se terminaron de eliminar todos sus riesgos. Es más, tras el accidente de Niki Lauda durante el GP de Alemania de F1 de 1976, la carrera se mudó a Hockenheim, haciendo perder al “Ring” su estatus de escenario mundialista. Al año siguiente se iniciaron los trabajos para construir la variante GP del trazado, todavía en funcionamiento.

El circuito histórico sigue siendo accesible al público (previo pago de una entrada) convertido en una suerte de paraíso para los amantes de la conducción deportiva. A lo largo de su trazado rige el código de las autopistas alemanas y, salvo en algunos pequeños puntos, no hay límite de velocidad. En todo caso, impera la prudencia, ya que el recorrido es exigente e imprevisible, concentrando en 20,8 km un total de 73 curvas de todo tipo: largas, rápidas, cambios de dirección y de rasante, además de no pocos virajes ciegos… En suma, promete una gran experiencia que se puede disfrutar rodando a buen ritmo. Ahora bien, el Nordschleife no ha perdido su peligrosidad, empezando por la casi total ausencia de escapatorias.

Además de disfrutar del “Ring” en moto, el viaje a la zona ofrece muchos incentivos, como la pequeña villa con castillo medieval de Nürburg. No te pierdas el museo local y el de Adenau, y disfruta de sorpresas en cada gasolinera, restaurante u hotel, todos ellos repletos de souvenirs del mundo del motor, con cuadros y fotografías firmadas, piezas de coches y motos de competición e incluso talleres majestuosos… por no hablar de un lugar muy concurrido por los amantes de la gasolina: el parking del “Ring”, escenario de sorpresas y extravagancias a partes iguales, y donde basta con tomar asiento y admirar motos y coches de todas las épocas mientras ultiman sus preparativos para entrar en pista.

 

Italia – Paso del Stelvio

Longitud estimada: 25 km

 

 

La carretera que cruza el Paso del Stelvio es una obra maestra de la ingeniería que data del inicios del siglo XIX. Esta conexión entre Alto Adige, Lombardía y Suiza, es un hito en las carreteras de montaña, y, de hecho, se la conoce como la “Reina de las carreteras”.

La ruta principal, denominada SS38, puede recorrerse desde el sur del Tirol o el lado lombardo. Por delante, un sin cesar de curvas tipo horquilla que serpentean hacia arriba o hacia abajo en un trayecto tan mareante como sobrecogedor, y que ofrece grandes satisfacciones tanto para los amantes de los paisajes como de la conducción.

La ruta preferida por los motociclistas es la primera, escenario de fotografías emblemáticas que muestran la tira de asfalto en medio de un amplio valle.

Este recorrido, de unos 25 km, comienza en Prato allo Stelvio a una altitud de 907 metros sobre el nivel del mal y culmina a 2.758 metros tras superar secciones con notable desnivel, no excesivo pero sí considerable. Dos consejos antes de empezar: debes armarte de paciencia si tu moto es pequeña –o si viajas con un pasajero y equipaje– y debes llevar ropa de invierno, o al menos cálida, porque en los meses en que esta carretera abre, de mayo a octubre (chequea las fechas exactas en la web passostelvio.eu), la temperatura en el punto más elevado oscila entre 2 y 10ºC, esta última referencia en el mes más cálido, agosto.

En los primeros cinco kilómetros la carretera es bastante suave; superado este punto llega la primera de las 48 horquillas y, a mitad del recorrido, se supera incluso un denso bosque de pinos. El esfuerzo es considerable, dado que algunas curvas son estrechas y deben superarse a baja velocidad. No olvides que esta ruta no es apta para buscar estilos de conducción brillantes o fluidos, ya que el paso es una zona muy concurrida y se debe prestar mucha atención al tráfico. Sin embargo, esto no en absoluto atractivo: a medida que ganas metros se dibuja un panorama majestuoso, en parte porque conforme te acercas a la cumbre los árboles pierden espesor y se alcanza una zona sin vegetación. Además, la carretera permite tomar múltiples rutas alternativas, que incluyen otros puertos alpinos caracterizados por ofrecer vistas sobrecogedoras.

 

Rumanía – Transfagarasan

Longitud aproximada: 120 km

 

 

La forma más fácil de conectar Sibiu con Bucarest es la carretera E81. Sin embargo, existe una alternativa menos concurrida, la DN7C, más conocida como Transfagarasan, una de las carreteras más espectaculares del mundo tanto a nivel paisajístico como por su trazado y asfalto, una verdadera delicia para disfrutar al manillar.

Se construyó a petición del dictador Nicolae Ceaucescu entre 1970 y 1974 para permitir a las tropas cruzar con rapidez los Cárpatos y así unir Transilvania con el sur de Rumanía en caso de invasión soviética. La ruta arranca a pocos kilómetros de Sibiu, serpenteando por los Cárpatos, las montañas más altas de Rumanía, y ofrece vistas únicas hasta llegar a Bascov.

Esta ruta se conoce como “La locura de Craucescu”, puesto que cada metro de carretera debía excavarse en la montaña. Por este motivo, sus paisajes son, en cirto modo, extraordinarios, ya que raramente se construiría una carretera en unos parajes tan inaccesibles.

La longitud aproximada de Transfagarasan es de 120 km, y puede recorrerse en ambos sentidos. Ha sido adecuadamente definida como carretera de montaña, ya que se escala hasta los 2.000 metros de altitud serpenteando por un asfalto en un estado excelente, superando curvas de todo tipo y un número infinito de horquillas –con buenos radios, eso sí–, puentes, secciones por encima del valle, viaductos y túneles. Si arrancas desde el norte, cruzarás en el inicio zonas sin vegetación para luego llegar a densas áreas boscosas a la altura del Parque Nacional de Fagaras, cerca de la cumbre.

Esta zona está repleta de lagos. De hecho, a pocos kilómetros de la cima lo primero que verás será el pequeño lago glacial de Balea, una joya entre las montañas de visita obligada. Tras coronarla, la segunda mitad de la ruta es igualmente espectacular: inicia con una serie de curvas en S de radio amplio seguidas de un largo descenso hacia el gran lago Viraru, que tiene una presa gigante. En esta zona el espectáculo de la naturaleza es incomparable.  Cruzarás Curtea de Arges, una de las ciudades más antiguas de Rumanía, antes de llegar a Bascov, donde puedes incorporarte a la ruta principal con destino a Bucarest.

El asfalto es excelente y sus curvas muy fluidas, especialmente apetecibles para rodar en moto. Tan sólo debes preocuparte de chequear si la carretera estará abierta, ya que sólo puede recorrerse 4 meses al año, en verano, y exclusivamente en horario diurno. Las condiciones climáticas de la zona recomiendan escoger una jornada con buena previsión meteorológica para no perderse el espectáculo en la cima y los valles.

 

España: Pirineos – Paso de Roncesvalles

Longitud aproximada: 360 km

 

 

Viajar por España en moto es una experiencia deliciosa, cálida y acogedora, tanto en la costa como por el interior, y está repleta de ciudades extraordinarias como Barcelona, Zaragoza, Sevilla o Granada, por mencionar unas pocas. Ahora bien, si lo que buscas son curvas y carreteras poco concurridas mejor apuntar a los Pirineos, que acogen numerosas rutas de montaña imprescindibles para los amantes del género. Se sitúan en la frontera entre España y Francia, con el pequeño estado de Andorra en el centro, y cubren unos 430 km de extensión repletos de opciones sin riesgo de equivocaciones.

Entre las muchas opciones disponibles, te aconsejamos la carretera que inicia en Bilbao (no dejes escapar la oportunidad de visitar, antes de partir, el museo Guggenheim de arte contemporáneo) y concluye en Biarritz, Francia. Puedes optar por circunvalarla regresando por la costa, pero si escoges este plan, prepárate para unos 360 km o más de vías más o menos fáciles. Vale la pena ahorrar esfuerzos para no cansarse antes de tiempo y disfrutar como es debido de un paisaje fabuloso, marcado por afilados acantilados al borde del océano, de colinas boscosas e inmensos valles que ejemplifican la belleza del norte de España.

Saliendo desde Bilbao sigue en dirección a Pamplona (155 km), donde debes tomar la N-135, que empieza a subir con una serie de curvas amplias y fáciles en dirección a los Pirineos por el paso de Roncesvalles. Esta ciudad es pequeña pero muy famosa por dos motivos: la batalla del año 778, inmortalizada por Chanson de Roland, uno de los literatos medievales franceses de referencia, y como habitual escenario de inicio del Camino de Santiago.

Una vez en Roncesvalles, sigue hacia Saint-Jean-Pied-de-Port, Francia, paladeando unos 30 km de unas vistas magníficas de los Pirineos. El punto final se ubica en Biarritz, emblema del turismo chic y paraíso de los surfistas de todo el mundo.