Históricamente, el motorista siempre ha sido también un mecánico habilidoso, capaz de cuidar su moto realizando mantenimientos básicos e intermedios. Parte de esto era por mantener su compañera de dos ruedas “en forma” (evitando así posibles problemas y facturas de taller elevadas), y parte por puro cariño.
A día de hoy, esta costumbre sigue viva en muchos motoristas; para los más apasionados, trabajar en su propio garaje equipado es un auténtico placer.
Sin embargo, la evolución de la tecnología, la electrónica y la mecánica ha hecho que hoy en día algunas operaciones sean más complejas. En ciertos casos se necesita una precisión mayor o herramientas profesionales que no están al alcance de todos.
Eso no significa que el mantenimiento "casero" haya desaparecido; simplemente ha cambiado de enfoque. En esta guía rápida veremos qué puedes hacer tú mismo en casa y qué es mejor dejar en manos de un taller especializado.
Y para terminar, un pequeño “viaje nostálgico”: veremos lo que era posible hacer en una época donde las motos eran más simples y la mecánica, más accesible.
Qué puedes hacer en casa
Hoy en día, la mayoría de tareas están relacionadas con revisiones, muy útiles para mantener tu moto en perfecto estado, garantizando eficiencia y seguridad. Aquí tienes algunas de ellas, empezando por las más sencillas, que conviene hacer con frecuencia.
Importante: todas estas operaciones deben hacerse siguiendo las instrucciones del manual del propietario para evitar ajustes incorrectos y, en algunos casos, posibles daños.
1. Comprobar el estado y la presión de los neumáticos
Es una operación muy simple y gratuita, pero que muchos motoristas olvidan hacer. Los neumáticos deben mantenerse siempre a la presión indicada en el manual y es recomendable comprobarla una vez a la semana.
Otra revisión importante es el estado del neumático: te aconsejamos cambiarlos cuando la profundidad del dibujo sea inferior a 1 mm.
Estas operaciones son clave no solo para la seguridad, sino también para el disfrute de la conducción. Una presión incorrecta (por lo general, baja) o un neumático muy desgastado perjudican las prestaciones dinámicas de la moto y reducen el placer de pilotarla.
2. Inspecciones visuals
Unas simples inspecciones visuales te permitirán comprobar el estado de las pastillas de freno y el funcionamiento de luces e intermitentes. Para revisar retenes, manguitos y juntas, basta con asegurarse de que no haya pérdidas de aceite u otros líquidos.
3. Revisiones de inicio de temporada
Cuando vuelves a sacar la moto después de un tiempo parada, es recomendable hacer una serie de comprobaciones:
• Batería. Comprueba su estado, si puedes con un mantenedor de carga.
• Mandos y ajustes. Revisa la posición de manetas, mandos, retrovisores y manillar.
• Transmisión por cadena. Debe limpiarse y lubricarse cada 500–800 km o tras rodar bajo la lluvia. Usa un spray desengrasante, un cepillo y luego aplica lubricante específico. Finalmente, comprueba la tensión y que no haya variaciones al girar la rueda.
• Transmisión por correa. Revisa el estado de la correa y las poleas, asegúrate de que no haya grietas ni zonas dañadas y vuelve a comprobar la tensión.
• Transmisión por cardán. Verifica el nivel de aceite, que no haya fugas y comprueba que no haya holguras ni ruidos extraños.
En todos los casos, consulta siempre el manual de la moto, donde también se indica la vida útil del sistema de transmisión.
4. Cambio de aceite y filtro
Es una operación sencilla, económica y fundamental para la salud del motor. Necesitarás una llave para el filtro, una para el tapón del cárter y una bandeja de vaciado. Hazlo con la moto en posición vertical.
En algunos modelos puede ser necesario resetear el sistema de mantenimiento, lo cual requiere la intervención de un taller especializado.
Atención: el aceite usado contiene metales pesados, hidrocarburos y otras sustancias tóxicas. Es muy contaminante y debe ser eliminado siguiendo la normativa vigente en tu país.
Qué es mejor dejar en manos de un taller especializado
Las motos actuales son muy sofisticadas: la electrónica controla todos los parámetros del motor y del sistema eléctrico. Hay centralitas, sensores, ride-by-wire, quickshifter, suspensiones electrónicas, ABS... Todo bajo el control de la ECU principal, que detecta hasta el más mínimo fallo en el sistema. ¿El resultado? Se enciende el testigo de avería y la moto puede dejar de funcionar.
En algunos casos, una intervención incorrecta puede causar daños mayores: mejor dejar estos trabajos a un mecánico profesional que disponga de herramientas de diagnóstico específicas (OBD).
Incluso la parte mecánica se ha vuelto más compleja: ya no solo es difícil ajustar el motor, sino que cambiar las bujías puede ser una tarea complicada, ya que muchas veces implica desmontar buena parte de la moto. Además, es necesario contar con herramientas especiales y el manual de taller.
Operación nostalgia: cuando todos éramos mecánicos
1. Ajuste del juego de válvulas
Era una operación rutinaria, ya que los motores lo requerían con bastante frecuencia (cada 5.000 o 10.000 km). Bastaba con unas llaves, un calibre de espesores y algo de paciencia: se abría la tapa de balancines y se ajustaban los tornillos y contratuercas.
Una tarea más compleja era el lapeado de válvulas. Requería desmontar la culata, sacar las válvulas, aplicar pasta abrasiva en el borde, volver a insertarlas y hacerlas girar para pulir ambas superficies. Se repetía este proceso válvula por válvula, y luego se montaba todo de nuevo, ajustando correctamente la distribución. Así se lograba un buen sellado que evitaba la pérdida de compresión.
2. Limpieza y sincronización de carburadores
Los motores solían tener un carburador por cilindro. Para que el motor funcionara de forma suave, era necesario sincronizarlos. Se hacía con vacuómetros, que medían la depresión en cada conducto. Esa presión debía ser igual en todos los cilindros para equilibrar el funcionamiento.
3. Sustitución de bujías
Otra operación básica que se hacía con una sencilla llave de bujías, ya que había fácil acceso a las culatas. Hoy en día se hace mucho menos, no solo porque el acceso es más difícil, sino porque las bujías actuales pueden durar entre 50.000 y 60.000 km.
4. Otras operaciones sencillas
Cambiar el aceite y el filtro sigue siendo una tarea común, pero antes no hacía falta reiniciar sensores electrónicos.
El sistema eléctrico era totalmente analógico, sin centralitas: se podía reparar cualquier fallo con un poco de cable y cinta aislante. Lo mismo con las juntas: se cambiaban tranquilamente en casa sin mayores complicaciones.
En definitiva, hasta los años 70 una moto era una máquina puramente mecánica. Con un poco de maña se podía desmontar medio motor, reparar el sistema eléctrico, cambiar la transmisión final o sustituir la junta de culata.
Hoy, sin embargo, en muchas motos modernas todo está controlado por electrónica, y hasta cambiar una simple bombilla que no sea la original puede ser un problema: si la ECU lo detecta, puede dejar todo el sistema fuera de servicio.