El mundo de las motos y del motociclismo es, sin duda, fascinante. Pilotar una máquina de dos ruedas que desafía el equilibrio mientras libera una potencia inmensa exige concentración y habilidad. Incluso los motoristas más experimentados nunca dejan de aprender.
Esto también se aprecia en las carreras competitivas: ¿cuántas veces un piloto aparentemente imbatible se inspira en otro? A veces, incluso en un joven novato que descubre nuevas trazadas, propone un estilo diferente o ha ideado una configuración innovadora para la moto.
Cada detalle cuenta a la hora de mejorar la conducción. Y si lo hacen los profesionales —los mejores pilotos del mundo—, entonces cualquiera puede hacerlo: no solo los principiantes, también quienes tienen años de experiencia y se consideran expertos.
Así que, la próxima vez que te subas a tu moto, ten en cuenta estos consejos:
1) Sigue a un piloto más experimentado
Aunque te consideres un motorista hábil con años de experiencia, sería ingenuo pensar que no hay alguien aún mejor. Tal vez se trate de alguien que conoces o que participa en salidas en grupo. Solo tienes que seguirlo —no para competir, ya que estás en carretera abierta—, sino para observar los detalles de su conducción: dónde y cómo frena, qué trazadas elige, cuándo acelera y cómo lo hace.
Concentrándote, puedes intentar imitarle o simplemente dejarte guiar por su ritmo. El cuerpo humano es asombroso: tiene la capacidad de replicar movimientos de forma casi automática.
Eso sí, elige bien a quién sigues. Como ocurre en cualquier disciplina, practicar con personas menos hábiles puede hacer que tu estilo se deteriore. En cambio, rodearte de los mejores hará que tu compromiso y concentración se disparen, ya que tendrás grandes referentes que te inspiren.
2) Utiliza correctamente la vista
Muchos motoristas tienden a mirar solo unos metros por delante de la rueda delantera, lo cual es un mal hábito. No necesitas inspeccionar cada centímetro de asfalto; lo importante es tener una visión global de la carretera.
Debes levantar la barbilla, mirar más lejos y tratar de “ver a través” de la curva, no solo su inicio.
Este hábito tiene dos grandes beneficios: te permite anticiparte a lo que viene (como un obstáculo) y elegir la mejor trazada, tanto para la curva actual como para las siguientes. Además, te ayuda a evaluar el estado del asfalto, detectando a tiempo si está mojado o sucio.
3) Adopta la postura de conducción correcta
La postura sobre el asiento es esencial para una buena conducción. Aunque el margen de movimiento está limitado por la posición fija de estriberas, asiento y manillar, hay ajustes importantes que puedes hacer.
Empieza por los mandos: muchas veces las manetas del manillar están mal orientadas, dificultando su uso. Deberían estar alineadas con tus brazos para que no tengas que girar la muñeca para accionarlas. Lo mismo ocurre con los pedales: el freno trasero, por ejemplo, debe estar en una posición que te permita accionarlo con rapidez y naturalidad.
También es importante sujetar la moto con las piernas: esto mejora el control en las maniobras y te ayuda a mantenerte estable ante baches o irregularidades. No se trata de apretar la moto con fuerza como si estuvieras en un rodeo, pero sí de mantener contacto constante con el depósito para poder reaccionar cuando sea necesario.
4) Conduce armoniosamente
La conducción en carretera debe hacerse con fluidez y equilibrio, no con brusquedad. Debes lograr una simbiosis con tu moto, moverte con ella como si bailaras: sin forzar el manillar ni adoptar posturas forzadas.
Escucha con el cuerpo lo que la moto te transmite: siente cómo trabajan las suspensiones, cómo se cargan los neumáticos y cómo agarran el asfalto. Ajusta tu trazada si es necesario, pero siempre con suavidad.
Cuando llueve, la falta de agarre te obliga a ser aún más consciente de todos los movimientos: el gas, el freno, la inclinación, la dirección… En esas situaciones, la conexión con la moto debe ser total.
5) Aprende a frenar de manera efectiva
Hoy en día, el ABS ayuda mucho al evitar el bloqueo de las ruedas, y los sistemas ABS en curva mejoran aún más la seguridad. Aun así, es importante que te sientas cómodo con las frenadas de emergencia.
No solo porque ningún sistema electrónico puede garantizar que evitarás una caída en todas las situaciones, sino también porque una frenada brusca cambia el comportamiento de la moto y puede afectar la trayectoria o el equilibrio.
Por eso es fundamental practicar una frenada progresiva, probar la potencia del sistema y familiarizarte con la respuesta de los mandos —especialmente cuando estrenas moto. Y recuerda utilizar siempre ambos frenos, modulando la presión entre el delantero y el trasero.