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Un laboratorio con forma de ciudad

¿Es posible hacer que la urbe trabaje para las personas? Toyota ha empezado a pensar desde cero en esta idea de la mano de una Smart City alimentada por hidrógeno que se ubicará cerca del monte Fuji, en Japón

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Cuando el fabricante japonés desveló sus planes en enero, no tenía idea alguna de la dimensión de la pandemia global que estaba a punto de producirse. Sin embargo, si el proyecto sigue adelante según la propuesta inicial –con un comienzo de las obras en 2021– podría convertirse en el ensayo mundial perfecto de ciudad capaz de lidiar no sólo con los problemas de la vida urbana diaria, como la congestión o la polución, sino también con los requisitos que plantea una emergencia sanitaria moderna, con mayores garantías de espacio para los ciudadanos y una correcta monitorización de su estado de salud. Cualquier idea es una simple conjetura, pero es probable que muchas de ellas ya hayan pasado por la mente del equipo que trabaja en la ciudad de Toyota, Woven City.

Desarrollando las tecnologías del futuro

La urbe, diseñada por el arquitecto danés Bjarke Ingels, ocupará 71 hectáreas en la cercanía del monte Fuji. Sus habitantes cohabitarán con investigadores mientras evalúan el Internet de las Cosas (IoT) y una larga lista de nuevas tecnologías, como los coches autónomos, robots, soluciones de movilidad personal, motores de hidrógeno, casas inteligentes y, por supuesto, inteligencia artificial. Se trata, pues, de un laboratorio en la vida real… y con forma de ciudad.

“Construir una ciudad desde cero, incluso a pequeña escala, como en el caso que nos ocupa, representa una ocasión de oro para desarrollar las tecnologías del futuro, entre las que, por supuesto, se encuentra un sistema operativo digital para la propia infraestructura de la urbe”, declara Akio Toyoda, presidente de Toyota Motor Corporation.

La Smart city conectada, en sí misma, proyecta una visión del futuro. Sensores repartidos permitirán recoger datos y, con la ayuda de la inteligencia artificial (AI), optimizar el uso de los recursos. Copenhague, por ejemplo, ha logrado construir una línea ferroviaria inteligente. La capital danesa encargó a Hitachi la construcción de una línea de metro que abierta las 24 horas los 7 días de la semana con una flota completamente autónoma para reducir la congestión de sus vías rodadas. El sistema ajusta automáticamente la frecuencia de trenes cuando detecta que crece la demanda. Su éxito ha sido sonado, y en menos de dos años, la mitad de los antiguos usuarios del autobús se han pasado al tren.

Empezar de cero

Ahora bien, una cosa es crear una línea ferroviaria inteligente y otra bien distinta levantar una ciudad. La tecnología, de entrada, ha dado forma al paisaje urbano, que engloba proveedores de servicios públicos y privados. “En nuestro caso, es el software quien controla el movimiento de los trenes”, puntualiza Andrew Barr, CEO de Hitachi Rail, a la revista Wired. “Y lograr un funcionamiento conjunto obliga a entender todos los parámetros que engloban estos sistemas de movilidad, ya sean trenes, pasajeros o cualquier otro detalle”. 

El único modo de crear una Smart city completa es reunir a todas sus partes interesadas desde el principio. En Woven City, uno de los consensos fundamentales es alcanzar la harmonía en el movimiento de vehículos y personas. El fin es lograr un uso más eficiente del espacio y que se estimule, al mismo tiempo, el comercio, la cultura y la vida social, y se reduzca la congestión para no afectar a la salud de los habitantes. Para lograr esta suerte de quimera, el equipo de Ingels ha diseñado una red de carreteras específica para tres velocidades y necesidades de transporte: la primera se destinará a vehículos autónomos grandes y rápidos, la segunda para e-scooters y otras propuestas de micromovilidad, y la tercera tendrá forma de “parque lineal” para que los peatones puedan caminar al aire libre.

Cambios radicales

“Un enjambre de nuevas y diferentes tecnologías van a provocar un cambio radical en el modo como vivimos y nos movemos por nuestras ciudades”, explica Ingels. “Las soluciones de  movilidad conectada, autónoma, libre de emisiones y compartida nos abrirán un mundo de nuevas oportunidades y de nuevas formas de vida urbana”.

Toyota invitará a colaborar a su proyecto Woven City a socios comerciales y académicos, científicos y futuristas de todo el mundo. Si atendemos a las dificultades a las que hacen frente las ciudades hoy día, este laboratorio constituye el punto de partida ideal que nos debería conducir hacia una vida urbana mejor –y más sana.