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Estrategias para afrontar una etapa de ‘smart working'

Recogemos los consejos de Massimo Miglioretti, profesor asociado de psicología del trabajo y las organizaciones, y director del Centro Bicocca para la Psicología Aplicada del Departamento de la misma rama de la universidad de Milán-Bicocca 

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¿Qué ha cambiado para los empleados en este largo período de smart working?

Muchas cosas, en particular cuando estos períodos se alargan en el tiempo y empiezan a perderse algunas rutinas. Desde la ropa, al no llevar la americana y corbata de diario, o un traje, a las horas dedicadas… Es como si se viviera en un extraño período de tiempo que no acaba. El espacio en la oficina y esos ritos diarios han quedado atrás. En realidad, debemos asumir que no estamos en una situación de verdadero smart working, porque esta fórmula implica una alternancia entre el domicilio y la oficina. Cabría, más bien, hablar de teletrabajo forzado o de emergencia.

¿Qué riesgos entran en juego?

El más importante de todos afecta a quienes apreciaban de verdad el teletrabajo, que puede hacer que, después del atracón actual, deseen regresar a la labor de oficina lo antes posible. O al contrario, que quienes no lo hubieran puesto en práctica antes lo consideren ahora una monstruosidad. La situación actual hace que dos aspectos esenciales de esta fórmula laboral queden arrinconadas: el liderazgo y los objetivos. Ahora se navega sin rumbo e ignorando la planificación, cuando es un aspecto esencial. Muchos trabajadores pueden llegar a sentirse aislados, algo que ni las videoconferencias pueden solucionar.

¿Y qué ha cambiado desde la perspectiva de la empresa?

Los negocios tratan de minimizar los daños mientras viven un período en el que comprender y valorar las habilidades de sus propios responsables intermedios y trabajadores en una situación de estrés. Otro cambio importante es la imposibilidad de abordar cualquier crisis de modo informal. Dicho de otra manera: ¿cuántas veces hemos resuelto un problema de trabajo en la máquina del café, en un pasillo o durante la pausa para la comida? Como imaginarán, estas situaciones ocurren menos a menudo en períodos de trabajo remoto como el actual, y las herramientas de comunicación de que disponemos, no importa lo sofisticadas que sean, limitan el debate.

¿Qué debería hacer un buen responsable para gestionar a su equipo de empleados en situación de teletrabajo?

Proporcionar feedback y objetivos, un mínimo de órdenes y de correcciones, y dejar el espacio y la autonomía necesarias a su equipo sin necesidad de imponer siempre orden en sus propios despachos, sino permitir que cada cual gestione el suyo propio. Debe marcar objetivos, pero no crear un calendario; cada persona necesita diseñar su propio espacio de libertad a discreción. No debe ser exclusivamente trabajo remoto, porque esta opción está abocada al fracaso. La situación actual es una llamada a la atención para cualquier interesado en gestionar el tiempo dedicado al trabajo desde casa.

¿Y cómo debe organizarse la jornada laboral desde el domicilio?

Los trabajadores deben dotarse de los ritmos, horarios y espacios a medida para rendir adecuadamente. Han de delimitar una zona específica para trabajar. Lamentablemente, nuestras casas no están pensadas para ello, especialmente al compartir espacio con los restantes miembros de la familia. Por ello debe crearse un horario semanal para todos. Es difícil, puesto que no todos los integrantes están habituados y en la oficina, por norma general, siempre hay alguien que realiza esta labor para todo el personal. La situación actual supone un fuerte estímulo hacia las prácticas de trabajo autónomo.

¿Es buena o mala la intromisión del trabajo en las relaciones familiares?

Por un lado es positiva, ya que crea muchas nuevas complicidades y se comparten más las cosas. Esto puede ser bueno, a pesar de que para ciertos temas sea preciso crear un espacio de trabajo y mantenerlos en privado. En el entorno laboral acostumbramos a lidiar con problemas de cierto rango que es preferible que nuestros hijos no conozcan, ya que podrían llegar preocuparse. Por ello, para ciertas llamadas, recomiendo el uso de auriculares: una cosa es hablar a tus hijos o a tu esposa o marido sobre cosas de trabajo, y otra bien distinta es permitirles participar en ellas como oyentes en directo. Estos encuentros pueden asustar a los niños, por lo que recomiendo especial cuidado con ello. Si oyen hablar de pérdidas, por ejemplo, pueden creer que el puesto de trabajo de su madre o su padre está en peligro. Los espacios de trabajo no sólo son útiles para una mejor concentración, sino también para crear distancia emocional. Igual que no es indicado que los padres asistan a los exámenes online de sus hijos, éstos no deberían participar en los encuentros de trabajo a distancia de sus progenitores.

¿Cómo debe encararse el smart working de modo que no termine por saturar al empleado?

Se necesita un cierto sentido del propósito. Una de las características de esta fórmula laboral es trabajar con objetivos, tanto a corto como a medio plazo, y gozar de un cierto seguimiento. Es importante fijar un método por el que los cargos responsables puedan tomarse un momento para comprobar el progreso de la actividad y transmitir su proximidad al empleado sin tener que organizarlo todo.

¿Cómo debe gestionarse el tiempo, asumiendo que las reuniones empiezan por la mañana y acaban a última hora de la tarde?

La mejor solución es planificar cada jornada y crear espacios de encuentro con los demás compañeros. En este sentido, os animo a crear un chat al margen de las responsabilidades del trabajo. Llamarse los unos a los otros antes de las comidas, por ejemplo, para desearse “buen provecho”; cosas tontas, o no tanto en realidad, ya que su intención no es otra que mantener los lazos. Llevar al plano virtual lo que hace algunas semanas habríais hecho cara a cara.

 

¿Necesitamos mantener las pequeñas rutinas de diario o aquellas que compartíamos con otros compañeros?

Sin duda. Afeitarse, por ejemplo, en el caso de los hombres, o cuidar el peinado en el de las mujeres. Estos aspectos ayudan a borrar un cierto poso de depresión, pero no influyen en los aspectos relacionales. Junto a otras personas podía ser útil encontrarse para comentar una película, puesto que el éxito en el cultivo de las relaciones es fundamental. Podemos recomendar libros o series unos a otros en aquellos momentos en los que podemos sentirnos aburridos. Y si un colega era aquella persona a la que confiábamos los problemas y preocupaciones relacionados con el trabajo, ¡resulta una buena idea encontrar un modo de prolongar esa relación en la situación actual!

¿Puede cambiar la relación entre colegas el hecho de mostrar nuestra intimidad doméstica?

En los tiempos que vivimos es difícil hallar voces agresivas; el tono es generalmente más calmado, más conciliador que en el bullicio del lugar de trabajo diario. Vestir con americana o traje para una videollamada es raro. Existe un cierto grado de informalidad durante las videoconferencias, y esto lo marcan los tiempos en que vivimos y nuestra necesidad de compartir, de tener relaciones. Mostrar tus cuadros puede ser un modo de comunicar. Lo que quedará cuando todo esto acabe, sin embargo, dependerá de la profundidad de las relaciones.