Audaz, puro, agresivo… La lista de adjetivos para definirlo es inacabable. Se llama Automobili Amos Lancia Delta Futurista, y es una reinterpretación del Lancia Delta HF Integrale de los 80, un modelo que, si de algo va sobrado, desde luego, es de personalidad.
Este automóvil es producto de una “visión romántica” que rema contra corriente en un mundo “demasiado estéril, rápido y superficial”, en palabras de su creador, el piloto italiano, coleccionista y ahora fabricante de coches, Eugenio Amos: “Con el Futurista he querido expresar el hartazgo que me genera el mundo del automóvil, primero como consumidor, y después como fabricante.”
Tras fundar su propia marca, Amos, de 33 años, ha transformado su pasión por la automoción en una vocación profesional, con un enfoque hacia la restauración similar al de la reputada empresa californiana Singer Vehicle Design, dedicada a la recuperación y puesta al día de las versiones clásicas del Porsche 911.
El Lancia Delta Integrale constituye un excelente protagonista para empezar. El modelo original alzó seis campeonatos mundiales de rallyes entre 1987 y 1992, éxitos que conectan con las memorias de niñez de Amos: “Es el coche que me hizo enamorarme de los coches. Cuando contaba siete años mi padre conducía una espléndida unidad Giallo Ginestra. Todavía puedo revivir las sensaciones de la época, los sonidos y olores, o el tacto blando de los asientos en Alcantara…”
Amos ha trabajado arduamente para replicar esas sensaciones en su Futurista: “El ‘período de gestación' ha durado tres años. En este tiempo se han logrado numerosos hitos, desde la aprobación del proyecto final a la primera prueba del vehículo ya completo –recuerda–. Ha sido casi como alumbrar a un tercer hijo.”
Amos ha fundado su propia compañía para construir el coche, sin renunciar al lanzamiento de nuevas versiones o modelos en el futuro. Su camino ha ido conectado, desde el principio, con dos “excepcionales” suministradores: Borromeo de Silva, de Milán, que se ha ocupado del diseño, y Podium Advanced Technologies, consultora que ha supervisado los aspectos técnicos. Esta última está basada, igual que la empresa de Amos, en Point Sant Martin, en el Valle de Aosta.
El resultado es un vehículo que ya ha vendido casi por completo su primera serie de 20 unidades. Presentado en el salón del automóvil Grand Basel, el pasado mes de septiembre, su nueva carrocería –con ese charme tan evocativo de los años ochenta– atrajo numerosas miradas desde el inicio, procedentes tanto de Italia como del extranjero. “Se trataba de la primera edición de la muestra y los organizadores se interesaron por el concepto creativo de mi coche, que combina arte y diseño automovilístico”, explica Amos.
¿Qué hace al Futurista tan especial? Cuenta con nuevos techos y planchas de aluminio que reemplazan a las dos puertas traseras, al tiempo que el capó, los paragolpes, el alerón y el portón posterior son de fibra de carbono.
La actualización del modelo también ha fijado su foco en las prestaciones, en busca de alcanzar los estándares actuales. Con esta idea se han modernizado numerosos aspectos del chasis y la mecánica, pero sin variarlos por completo. La potencia del motor 2 litros turbo original ha aumentado de 210 a 330 CV, un repunte que ha requerido de un notable refuerzo del chasis y la transmisión. La suspensión delantera reemplaza las columnas MacPherson originales por una estructura de dobles triángulos. La adherencia al suelo se confía a los excepcionales neumáticos Pirelli P Zero, con los Trofeo R como opción.
“Es prácticamente invencible”, afirma un entusiasmado Amos. En el capítulo mecánico se ha logrado una importante reducción del turbo lag, que llega de la mano de un importante incremento de potencia también en la gama baja del cuentavueltas, lo que hace el coche más fácil de conducir. ¿Velocidad máxima? “No hemos realizado ninguna prueba al respecto –afirma Amos–, pero está, seguro, por encima de los 240 km/h.” Con todo, lo más importante es garantizar una “agradable experiencia al volante”, asegura el fabricante. Amos ha sido siempre un amante de la velocidad y conoce de sobras lo que ello implica. Inició su carrera en el mundo del karting cuando todavía era un niño, y progresó hasta imponerse en el Lamborghini Super Trofeo al volante de un Gallardo en 2011.
Quizá sea la carrera como piloto de Amos la que inspira el color de la carrocería de este Futurista. Un discreto “Racing Green” que evoca la identidad cromática reservada por el código deportivo internacional para los modelos de competición británicos, y que, además de ser un icono, enfatiza las energéticas líneas del Futurista. Amos reconoce que se trata de un coche perfecto para el día a día: “En él convergen tanto la deportividad como la elegancia, sin que uno de estos aspectos prevalezca por encima del otro.”
En el interior llaman la atención tanto los asientos deportivos en Alcantara como el botón de arranque de color rojo con el icono de un misil justo encima. El habitáculo está rodeado de trabajo artesano de calidad hecho para satisfacer a los amantes de los coches.
¿Pero qué piensan de él los fanáticos del Delta HF original? “Apenas un 5% del público se mostró crítico”, apunta Amos. Al parecer, una minoría de puristas entusiastas del Lancia original siguen viviendo de recuerdos. Con todo, el Futurista es un coche que nos traslada a una época dorada de un modelo y una marca que, de otro modo, estarían ya olvidados, sin, al mismo tiempo, dejar de rendir tributo al original.
“Ha sido creado para personas de entre 30 y 50 años que han tenido experiencias con el Delta en el pasado, como yo”, afirma Amos. “Y también para aquellos que eran adolescentes en el momento de lanzamiento del coche y que no se podían permitirse uno. Ahora ya pueden, y con una versión mejorada.” Esta nueva versión del Delta fue desvelada por Automobili Amos casi exclusivamente vía Instagram apoyándose en el hashtag #makelanciagreatagain. Una clara declaración de intenciones para una compañía que ha revivido un modelo mítico destinado a conquistar al gran público. Se trata de un cuatro plazas cargado de carácter y sobradamente capaz de ofrecer elevadas dosis de emoción antes incluso de poner en marcha su motor.
