Roadtrip gastronómico por los platos de la Semana Santa

Los restaurantes madrileños ofrecen en esta época platos tradicionales de la Cuaresma como el potaje de vigilia.

Esta receta de cuchara lleva legumbres, espinacas, huevo duro y al protagonista por excelencia de la temporada: el bacalao. 

Esta es la receta más tradicional, pero podrás encontrar guisos mucho más vanguardistas con ingredientes como bacalao confitado, trufa, cocochas… ¡hay un potaje para todos los gustos!

Tras este principal, pasamos al postre. Aquí deberás tomar una decisión: torrijas o bartolillos. Aunque si no te decides siempre puedes probar ambas. 

Las torrijas tienen siglos de historia y cada comunidad hace pequeñas modificaciones en la receta para crear su propia versión. Aun así, la base es común: pan duro remojado en leche, frito y azucarado. ¡Toda una bomba para recobrar fuerzas!

Los bartolillos son el dulce autóctono de la capital. Una masa que se rellena de crema pastelera y se fríe en abundante aceite, para finalmente ser coronada con azúcar glas o canela. 

La mona de Pascua simboliza el fin de la Cuaresma y es un dulce que no puede faltar en ningún hogar catalán.

La tradición dice que el padrino debe regalar una mona a su ahijado el domingo de Pascua. La mona es una figura de chocolate y puede ser tan espectacular como te puedas llegar a imaginar. 

Si quieres sorprenderte con las monas más increíbles de la Ciudad Condal acércate al escaparate de las Pastelerías Escribà y fliparás con las obras de arte del repostero más conocido de nuestro país.

El bacalao es el rey de la Semana Santa y en Sevilla podrás degustarlo en forma de buñuelos.

Estas bolitas de masa de huevo con bacalao desmigado, ajo, perejil y cebolla se fríen en aceite de oliva y son todo un manjar.

Los buñuelos de bacalao están presentes en los mostradores de cualquier bar andaluz durante todo el año, pero su época por excelencia es la Pascua.

Si tras este principal buscas un dulce para rematar la comida, dale a las torrijas. Las de Sevilla se elaboran con miel, no llevan leche y se preparan un pan de molde especial para este postre: cuadrado, más pequeño que el habitual y con la miga muy compacta.

La capital de la Costa del Sol es un destino imprescindible para quién busque vivir y saborear la Semana Santa.

Las propuestas culinarias son de lo más variadas, desde la ensalada malagueña con salmorejo, naranja y bacalao asado hasta el postre por excelencia: los borrachuelos malagueños.

Si nunca has tenido delante un borrachuelo malagueño, debes saber que la base recuerda a un pestiño, pero relleno de cabello de ángel o dulce de boniato y con una forma similar a la de una empanadilla. Si se te hace la boca agua de solo pensarlo, ¡imagínate al probarlo!

Mallorca es reconocida por sus ensaimadas, pero las propuestas gastronómicas de la Pascua van más un paso más allá.

Si visitas la isla en estas fechas no te vayas sin probar las tradicionales panades que encontrarás a la venta en los hornos de la ciudad. ¡Estas empanadas de carne y guisantes son puro vicio! 

¿Otra vez mona de Pascua? Sí. Pero esta es diferente a la mona de Pascua catalana y te prometemos que es igual de irresistible.

La mona murciana es un bollito tipo brioche, de forma redondeada y coronado por uno o varios huevos cocidos de gallina, azúcar o anisetes.

Todas estas propuestas son muy tentadoras, así que decide a qué quieres hincarle el diente y móntate unas buenas y deliciosas vacaciones.