EL JOVEN APRENDIZ
A los siete años, Carlos era un niño más bien tímido. Sin embargo, le fascinaba seguir en directo las competiciones de ‘coches de colores', a modo de pequeña entrada de lo que estaba por venir. Era un gran día para un simple jovenzuelo, rodeado de muchas más personas de las que podía imaginar. Cuando lo presentaban, agitaba la mano con solemnidad antes de retroceder, pudoroso, al abrigo de su padre.
Hasta que pronto, Carlos Sainz Sr tuvo que salir, no sin antes acariciar con cariño el pelo de su hijo. Debía trabajar, y en los ojos marrones del joven ya se podía leer la emoción y la pasión.
Aquel niño era Carlos Sainz Junior, y el escenario, el Rally de Catalunya a inicios de los años 2000, en la época en que su padre era pilotaba uno de los Ford Focus oficiales en el WRC. Para muchos, aquel fue el primer encuentro con Carlos Junior, ya que el Catalunya era uno de los pocos rallies a los que se le permitía asistir. Su padre insistía en dar prioridad a la escuela –no en vano, Carlos Senior estaba allí para trabajar, no para entretener a su familia–, por lo que era extraño ver a cualquiera de los Sainz en una prueba mundialista.
La proximidad del Catalunya lo convertía en una excepción a la norma, y ‘Carlitos' aprovechaba la ocasión para disfrutar viendo a su padre en acción ante un público que lo adoraba.
El lunes llegaría el turno de regresar a la escuela, y para Junior la rutina de ver como su padre volvía a marchar de casa para seguir batallando en el duro día a día de los rallies: pruebas, reuniones en la sede del equipo y más tests hasta bien entrada la noche. He aquí las normas y la forma de trabajar con la que creció el joven Carlos. Sin embargo, en aquel viaje al Rally Catalunya, al fin pudo disfrutar por sí mismo la recompensa a tanto trabajo duro. Y le debió producir una gran impresión.
EL CAMINO HACIA LA F1
Menos de veinte años después, Carlos Junior ha logrado uno de los premios más importantes como piloto de Fórmula 1: un asiento en Ferrari. Por increíble que parezca, la Scuderia será, en 2021, el cuarto equipo para el español en seis años, pero Maranello no ha dudado a la hora de confirmarle como titular a escasos días de la anunciada salida de Sebastian Vettel.
Esta nueva relación contractual ha fortalecido a Sainz, confirmando su rápida habilidad para habituarse a una nueva realidad y superar las expectativas. Igual que su padre.
“Todo depende de él”, zanja Sainz Senior. “Siempre he dicho que bastaba con trabajar duro y centrarse en lograr sus objetivos”.
Carlos Senior se muestra reacio a dar muchos detalles sobre su hijo en épocas recientes, ya que prefiere cederle todo el protagonismo. Pero sí hay una cosa que el padre sí ha deseado para Carlos Junior y que él no pudo disfrutar en su día: el apoyo parental para ayudarle a despegar su carrera deportiva: “Quería ayudarle, especialmente cuando era joven, porque en mi época lo tuve que hacer todo yo mismo y recuerdo que fue muy complicado. Pero antes él debía demostrarme su compromiso. Si lo hacía, como le comenté, sin duda podría contar con mi ayuda”.
El joven Sainz sin duda ha demostrado esa implicación, sin ir más lejos el año pasado en el mundial de F1, donde fue ‘el mejor del resto' en la clasificación de pilotos, clasificándose justo tras los tres equipos principales. Y a sus 25 años, se ha ganado la posibilidad de luchar en la etapa más dura y emocionante del viaje: demostrar su potencial al volante de uno de los monoplazas más importantes de la historia.
LA MEDIDA DEL HOMBRE
Durante una entrevista en 2010, el entonces joven Carlos Sainz (contaba apenas 15 años y pilotaba en la Fórmula BMW) fue preguntado por su padre. Respondió con elocuencia que sería feliz siendo apenas la mitad de piloto de lo que Carlos Senior ha demostrado, pero que sería aún más feliz siendo la mitad de hombre que él.
Este es el sello del piloto que ha firmado por Ferrari la próxima temporada. Un joven respetuoso con su padre y con los demás competidores, que ha crecido desde su niñez como deportista en el sentido más literal de la palabra. E implicado en el mundo del motor desde dentro durante toda su vida. Un piloto sobre el que reposan las mayores expectativas como atleta y también como persona. Un talento que se ha visto relegado de un equipo a otro pero que jamás ha perdido la sonrisa. Una persona con los pies en el suelo y cerca de su familia, pero con ambiciones que apuntan muy arriba.
Carlos ha heredado muchas de las características de su padre: confiado pero no arrogante, apasionado pero en absoluto impusivo. Padre e hijo son rápidos porque no tienen miedo a casi nada. Y en particular a trabajar duro.